Jorge y Ángela entraron en Inmenta y me enamoraron como personas, la manera de confiar en nosotros, la ilusión y la sonrisa por delante de cada paso que daban me cautivó, es un honor trabajar con gente como ellos, agradecidos y encantados con todo lo que se les presentaba.
Nos contaron su historia, como querían que fuera su día, dedicamos un poquito de tiempo a conocernos y a contarnos cosas y de ahí sacamos entre todos ideas que nos hicieron llegar para ellos, a lo que fue, la invitación perfecta.
Diseño, búsqueda del papel, elección del sobre y del color del lacre, todo un camino de creación en el que ellos estuvieron presentes en todo momento.
Recordaré siempre el día que les entregué la caja, sus caras, su emoción, su gratitud…
Solo puedo deciros que ojalá podamos volver a trabajar juntos en otra ocasión.
Os deseo mucha felicidad.